LA NEBULOSA HELIX, NGC 7293, OJO DE DIOS
La Nebulosa Helix, NGC 7293, -también llamada El Ojo de Dios-, localizada a 700 años luz de la Tierra, y que fuera descubierta por el astrónomo alemán Karl Ludwig Harding en el año 1824, ha sido, ahora, captada en una espectacular imagen, por el Observatorio Europeo Austral, situado en Chile y considerado uno de los más importantes del mundo.
En el pasado también tomaron imágenes de esta nebulosa los telescopios espaciales Hubble y Very Large, pero no eran tan claras y precisas como esta última.
Con esta nueva imagen, los investigadores de ESO han podido determinar que tiene "una estructura inesperada y compleja". La foto muestra "un rico trasfondo de galaxias distantes" que generalmente no son visibles en otras instantáneas de este objeto y parece que esta formado por, al menos, dos discos separados por anillos y filamentos externos.
Así mismo, según el ESO, el disco interior, más brillante parece estar expandiéndose a unos 100,000 kilómetros por hora y podría haber tardado unos 12,000 años en formarse.
A pesar de su nombre, las nebulosas planetarias, tienen muy poco que ver con los planetas ya que son objetos gaseosos constituidos por el resplandor final de las estrellas de masa baja e intermedia antes de convertirse en enanas blancas, destino final en la evolución de todas las estrellas incluyendo a nuestro Sol.
En el pasado también tomaron imágenes de esta nebulosa los telescopios espaciales Hubble y Very Large, pero no eran tan claras y precisas como esta última.
Con esta nueva imagen, los investigadores de ESO han podido determinar que tiene "una estructura inesperada y compleja". La foto muestra "un rico trasfondo de galaxias distantes" que generalmente no son visibles en otras instantáneas de este objeto y parece que esta formado por, al menos, dos discos separados por anillos y filamentos externos.
Así mismo, según el ESO, el disco interior, más brillante parece estar expandiéndose a unos 100,000 kilómetros por hora y podría haber tardado unos 12,000 años en formarse.
A pesar de su nombre, las nebulosas planetarias, tienen muy poco que ver con los planetas ya que son objetos gaseosos constituidos por el resplandor final de las estrellas de masa baja e intermedia antes de convertirse en enanas blancas, destino final en la evolución de todas las estrellas incluyendo a nuestro Sol.
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